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sábado, 21 de abril de 2018

Mis horas en la Selva Lacandona






  Corría el año 1999 yo estaba trabajando en un proyecto fotográfico sobre la Ruta Maya. Estaba en Palenque, en el estado de Chiapas, México.  Palenque es un yacimiento arqueológico Maya. Antes de la conquista española se llamaba Otolum que significa tierra de casas fuertes, de ahí Palenque (palabra proveniente del catalán palenc) ya había fotografiado varias ruinas: Tulum, Chiche Itzá y Uxmal, me faltaban Tikal (Guatemala) y Copan (honduras). Días antes había leído que un fotógrafo Francés, Mar Jacob se había metido en la Selva Lacandona y se había perdido en busca de la guerrilla de EZLN. Me acuerdo que esa nota la leí y automáticamente quise ir detrás del fotógrafo, me tomé un ómnibus hacia Nueva Palestina corazón de la Selva Lacandona, esos colectivos llenos de indígenas. Que lo usan de carga: Gallinas, chanchos, huevos, verduras y en los asientos de dos se sientan 4. Me acuerdo que un flaco durante media hora me decía en voz baja y en la nuca y a cada segundo Fuck you gringo, hasta que me di vuelta y en castellano le dije que era argentino y se calló. Yo quería fotografiar a subcomandante Marcos, quería esa foto, esa adrenalina que te da la cámara colgada al cuello, que te hace perder el miedo. Pero lo que no sabía es  que el Ejército Mexicano tenía sitiado toda la Selva. A 60 km o más de Chacala  en medio de la  Selva una tenaza de Militares y para militares bien armados nos detiene  y a empujones nos bajaron. Mientras revisarán los bolsos. Nos tenían  tirados en el piso boca abajo: niños  ancianos y  hasta embarazadas; todos éramos guerrilleros hasta que demostremos lo contrario. Me acuerdo que cuando estaba en el piso siento que  me agarran fuerte del pelo y a los gritos: que haces acá pinche cabron  estás loco, mientras yo le gritaba prensa fotógrafo. Si no te matamos nosotros te matan los del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) y de los pelos me llevo hasta  la parte de atrás del camión militar mientras los otros militares se reían, me sacaron todo: pasaporte  y mi equipo fotográfico. Me dejaron ahí casi dos horas sin ninguna explicación. En ese momento tuve miedo. Hasta que llego un oficial que  me dijo hoy es tu día de suerte argento, me dio mi cámara  y me subió a otro colectivo  que me dejo en San Juan Chamula. Llegue  y llovía fuerte y hacia frio, entre al primer barito para resguardarme, me tome varios Cafés a la hoya, esos que vienen con tequila y me puse a escribir en mi diario de viaje, cuando paro  la lluvia. Salí a caminar y me encontré con esta pequeña capilla de Tzotzil. Famosa por que los fieles llevan huevos, gallinas y  lo más raro es que llevan pepsicola a sus santos, dicen que la pepsi los hace eructar. Quise fotografiarla por dentro y un señor mayor muy bajito, que después me entere que era  el guardia del lugar,  me empezó a querer pegar con un palo de escoba. Me escape y no quise mas problemas. Hice esta fotografía y busque un lugar para dormir.



Película Sensible en Cuba






Llegar a Cuba con 60 rollos de 35mm y con película sensible de 3200 iso y no querer escanearla por nada del mundo, fue mi primer contacto con la isla caribeña. Yo tenia 23 años, un pasaporte  sellado por países africanos y el pelo muy desordenado. Automáticamente se presentaron unos señores vestidos de verde oliva y me llevaron a un cuarto muy húmedo de 2x2, me desnudaron y abrieron mis  bolsos, y lo desparramaron por todo el cuarto, ahí arranco un interrogatorio que duro 12hs. Cada hora cambiaban de oficial. Y se repetían las mismas preguntas. Por los sellos del pasaporte? Los rollos fotográficos y mi negación a escanearlos? Si consumía o vendía Maria? Para quien trabajaba? Que podía ir preso por mentir,  por traficar y por ser espía?  Yo solo decía, que la película era sensible y que se iban a velar, que era fotógrafo independiente y que era argentino como el che. Hasta que entro un oficial Joven que me vio roto  casi llorando y me dijo que no era nada personal que ya habían averiguado todo. No era un traficante ni un espía, pero tenia que escanear si o si los rollos. Así fue como perdí toda la película sensible. Me dieron un café, me vestí  y salí , llegue de noche al aeropuerto y me fui de día. Llegue a hotel Lido en la habana vieja. Un edificio gigante y a punto de derrumbarse. Estaba en la habitación 407, mire por la ventana y vi a los chicos en el patio estudiando al aire libre. Agarre mi Eos rebel G, puse un ilford 125 y obture  mi primer fotografía en cuba y en ese momento arranco mi aventura por américa central. 
                                                                                        
                                                                                                      Gonzalo Prados

La Escuelita 173



Hay lugares donde uno no quiere irse jamas, y uno de esos lugares, es la escuela rural 173 perdida en el Cerro Lopez, en la Provincia de Misiones. Un paraíso. La gente ahí vive de la tierra y como puede. Cada vez volvía llevaba útiles, ropa, zapatillas, comida, Libros ect.. La última vez que fui, se complico un poco por las lluvias. Había repartido todo, casa por casa,  esas de madera, de ventanas sin vidrio y de piso de tierra, la gente me daba su yuca, sus calabazas, sus papas y si no las aceptaba no me dejaba irme de sus casas. En la última casa arranco la tormenta, lluvia, viento y mas lluvia, mi furgoneta había quedado en la canchita de la escuela. El camino de tierra colorada se volvió un río casi furioso  que no nos dejaba movernos. Esa noche me quede en Lo de Don Aurelio y su familia, comí el mejor guiso de mi vida y dormí en su cuarto con todos: Abuela, mamá y papá Aurelio y sus 4 hijos. La lluvia paro a las 4 am. Al día siguiente hicimos un picadito con los chicos de la escuela en la cancha, me acuerdo que uno de ellos o dos se sacaron las zapatillas que les había llevado para no romperlas, jugaron descalzos. Saque la cámara y antes que me hagan el gol obture. 
    
                                                               Gonzalo Prados

jueves, 22 de febrero de 2018

El muro de los Lamentos




Viajar por el mundo sin hablar ingles muchas veces me ha favorecido. Puedo hacer mi trabajo fotográfico sin distraerme. Solo mi cámara y yo. Y si alguien me pregunta. No entiendo, no hablo, I don’t speak English y sigo. Pero muchas veces no hablar inglés (ni esforzarme para hacerme entender) me trajeron algunos dolores de cabezas. Me acuerdo en el aeropuerto de Marrakech en África que por no entender lo que me decía el agente de migraciones; casi pierdo el avión y quedo detenido por no tener la visa de trabajo, casi llorando y con ayuda de un Español zafé y corriendo por la pista como en una película Norteamericana llegue a subirme a punto de despegar, pero esa es otra historia para otra foto. Hacía varios días que estaba en una de las ciudades más antiguas del mundo. Jerusalén. La ciudad más sagrada para el Judaísmo y para el cristianismo, rodeada del Mar Mediterráneo y del mar muerto, según la leyenda Jerusalén significa casa de paz. Pero en ese entonces la paz estaba dormida; tapada por el estruendo de las sirenas y de las bombas que estallaban entre Israel y Palestina. Solo se respiraba violencia. No tuve mejor idea que ir hacer fotos al Muro de los lamentos. El muro que quedo del templo que construyo Salomón y que continuaron Esdras y Nehemías a la vuelta del exilio de babilona y que el emperador Tito destruyo, dejando esa parte del muro para que vean que Roma había vencido a Judea. De ahí el nombre Muro de los lamentos, que los judíos han rezado más de 2000 mil años, yo ahí con mi cámara foteando el comienzo de muchas cosas y perdiéndome por el vía crucis, buscando algún rastro de Jesús. El problema creo fue mi barba desordenada y oscura y mi arnés: es un bolso que se cuelga en la parte delanteras y deja que los fotógrafos tengamos las manos libres para poder cambiar lentes sin detenernos, si lo pienso ahora de lejos parecería ser un hombre bomba. En el muro saque esta fotos y me fui a seguir detrás de los rastros de Jesús, en uno de esos recovecos siento que dos oficiales bien armados me gritan fuerte en hebreo, con un poco de miedo hago la gran avestruz y me hago el invisible, doblo y empiezo a caminar más rápido para evitar cualquier mal entendido. En realidad no tenía la certeza que era a mí a quien le gritaban, ahora más cerca escucho que me gritan en ingles (hay una diferencia entre el Hebreo y el ingles abismal) : Stop, turn around and raise your hands. Second warning we will shoot. Y de repente me encontré de cara al suelo, las manos dobladas y mi cámara estallada y un acero muy frio en mi cien y gritos en hebreo y en ingles. Lo primero que pensé fue en mis hijos, Salvador de 8 meses y Carmín que la última vez que la vi fue en la puerta del colegio con seis años cuando me despedí diciéndole que quizás Papá se iría por mucho tiempo, cosas que decimos por cábala. No sé si fue mi amigo Gerardo Carro o Lea nuestro traductor, que llego en el momento justo y se encontró con esta escena. Gritándoles a los oficiales que por favor no me lastimen, no es un terrorista, es un fotógrafo pro Paz que no sabe hablar Ingles. Después de un rato me largaron, levante mi Eos 7d con el uv estallado del 70 200 cambie el lente y seguí fotografiando.

domingo, 26 de noviembre de 2017

No rendirme



Llego la EOS 1 DX Mark 2 y automáticamente se me viene a la mente mi primer cámara reflex mecánica, me la compro mi viejo, hace 21 años, me acuerdo que me dijo estas seguro que queres ser fotógrafo?. Son esos momentos que se quedan para siempre en el alma, con mi viejo yendo a comprar mi presente. Esa noche no dormí. Ahí empezó esta increíble aventura de detener al tiempo, de ordenar al mundo en un rectángulo, de jugar con cosas que desaparecen para siempre. Gracias a esa primer cámara y a todas las que me fui colgando, viaje y cubrí cosas que nunca hubiese podido hacer sin tener la cámara colgada al cuello: Viví con los Zulues en el valle de las 1000 colinas en África, en tribus reductoras de cabezas en el amazonas, recorrí la patagonia en bicicleta mas de 2600 km, fotografié al guepardo a 90 km por hora con lentes manuales en el Kruguer park, me robaron todo el equipo una noche en Durban, al yaguarete en Misiones, entre en Palestina bajo fuego cruzado, me agarre malaria en Guatemala, dormí en la cárcel donde Mandela estuvo preso, cubrí el mundial de rugby 2015 en Inglaterra, viaje a Malvinas y dormí en las trincheras, preso en Cuba, fotografié al Papa Benedicto y a Diego Maradona, el ramadan en Marrakech, la ruta Maya y la Inca, me baje desde México hasta el Norte de Argentina, los resto de Jorge Luis Borges en Ginebra, hace un mes cubrí la liberación de un aguara guazu uno de los animales mas lindos de Sudamérica. Un gran amigo, Victorino Lopez Menendez,  me dice siempre en broma que soy el gran pez. Pero también en este trabajo se esta muy lejos de casa, he perdido cumpleaños, casamientos de amigos y hasta seres queridos. He estado mas de 100 días fuera de casa, sin ver a mi mujer, hijos y a mis viejos, eso es muy duro, y para ellos mucho mas, que siempre me bancan. Una vez me preguntaron cual era mi virtud. Pense y dije: No rendirme, no quedarme en el estado de confort, el espíritu libre no es gratis y de eso se trata, de seguir construyendo fotografías, esas que nos mantienen vivos.

                                                                                               Gonzalo Prados 

domingo, 29 de octubre de 2017

Fuego Cruzado en Medio Oriente




Fuego cruzado

Hacía varios día que estábamos entre Israel y palestina, en ese entonces los servicios secretos de Israel habían matado al segundo líder de Jamas y eso destapo un fuego cruzado terrible entre ambos países. Estaba trabajando para una fundación pro Paz, RSF, que estaba organizando un partido de Rugby  entre chicos palestinos e Israelitas. Lo más difícil no fueron las costumbres alimenticias, ni los idiomas,  fueron los 40 segundos que teníamos cada vez que sonaba la sirena, para encontrar un refugio antes que exploten los misiles, imagínense jugar a la escondida y tienen 40 segundos para esconderse. Estés donde estés: En una autopista,  un colegio, un hotel, en la playa o en un bar. 40 segundos para salir corriendo y encontrar algún bunker que te proteja de la explosión  y esperar media hora o mas ahí adentro con  personas llenas de silencios y miedos. Después volver a la realidad sin saber que vas a encontrar. Me acuerdo una vuelta que viajábamos por una autopista y empezó a sonar la sirena, todos los autos frenaron de golpe, abrieron sus puertas y  se tiraron todos al piso, nosotros nos copiábamos sin entender nada, se escuchaba la sirena muy fuerte, a esperar que exploten los misiles y que ninguna esquirla caiga sobre nosotros.  Ahí me di cuenta que estaba en una guerra, hay que aclara que Israel tiene un escudo anti misil, que cada vez que sale un misil de Palestina  a Israel lo interceptan en el aire y a veces no, pero en  Palestina cada Misil que sale de Israel explota en tierra.
  La ultima sirena que vivimos fue en un bar  de una playa Tel aviv, me acuerdo que estaba con mi gran amigo Martin chielli (que lo había conocido un año antes en un bar africano #mamaafrica pero eso es otra historia para otra foto.) Festejando que habíamos sobrevivido a una explosión en la embajada de estado Unidos, había explotado un ómnibus y  más de 20 personas habías muerto, esa misma mañana nosotros habíamos pasado por la puerta de la embajada,  tomando mate. Pero lo peor  fue que en Buenos Aires, se difundieron por los noticieros de telefe,  unos vídeos donde yo estaba sacando fotos en un ómnibus de Judíos ortodoxos y  una imagen satélite mostraba como el ómnibus de la embajada explotaba.  En síntesis, estuve muerto por 6  o más horas, la diferencia horaria que teníamos desde allá. Mucha gente conocida vio en esas filmaciones y empezó a llamar a mi mujer y a mi mamá. Lo vi a Gonzalo sacando fotos en un bondi y el bondi exploto.
   Ahí estábamos con el Negro,vivos, en esa bar tomando, el un Tonic con pepino  y yo una Dark laguer de Goldstar, y de nuevo  la sirena ensordecedora, todos del  bar salieron corriendo y cuando estábamos cruzando la avenida, con mi equipo fotográfico a cuesta corriendo con dificultad le grito al negro que  me había olvidado la mochila con la computadora otros lentes,  el negro guiñándome el ojo y sonriendo me grito nos vemos en otra vida y volvió al bar.

Yo encontré un refugio en un resto, a 120 metros del bar y al negro no lo vi hasta dos horas mas tarde en el Hotel.
 No solo estaba vivo, tenía mi mochila y el vaso de Goldstar que ahora uso de lapicero. 

                              Gonzalo Prados

jueves, 12 de octubre de 2017

Trincheras de Malvinas



   Hacia dos horas que caminaba por el Monte Radio en las Islas Malvinas en busca de alguna trinchera, quería estar ahí, fotografiarlo todo, transmitir fotográficamente lo que los soldados argentinos habían sentido. Me acuerdo que en un momento se largo a llover fuerte y el frió era insoportable. Al fin, después de trepar totalmente empapado la encontré. Saque  fotos de las cosas que iba  encontrando:  camperas, huesos de ovejas, una especie de parrillita bien argentina,  zapatillas flechas, pilas everredy, un cepillo de dientes, un jarrito, algunas balas y  unas camas cuchetas hechas con palos de alambrado y sogas. Saque un par de fotos mas y me hice unos mates para calentar mis manos. Había parado de llover y ahí estaba este fotograma, el horizonte y el enemigo invisible. El frió y la noche me hicieron volver, estaba cansado y decidí agarrar el camino mas corto, bajar el monte y cruzar a campo traviesa hasta la ruta, lo que no me di cuenta, hasta que vi el cartel de espalda y en ingles; Peligro campo minado, ya  había caminado mas de 300 metros sobre las minas, me agarro tanto miedo, estaba caminado sobre mi muerte. Volví paso a paso recorrido,a cada paso que daba gritaba ahora vuelo, al principio casi llorando. Iba ser el primer civil en morir por pisar una mina personal después de la guerra.  Esa noche en la Isla Soledad tuve suerte. #Sensacionesdelatierra