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domingo, 26 de noviembre de 2017

No rendirme



Llego la EOS 1 DX Mark 2 y automáticamente se me viene a la mente mi primer cámara reflex mecánica, me la compro mi viejo, hace 21 años, me acuerdo que me dijo estas seguro que queres ser fotógrafo?. Son esos momentos que se quedan para siempre en el alma, con mi viejo yendo a comprar mi presente. Esa noche no dormí. Ahí empezó esta increíble aventura de detener al tiempo, de ordenar al mundo en un rectángulo, de jugar con cosas que desaparecen para siempre. Gracias a esa primer cámara y a todas las que me fui colgando, viaje y cubrí cosas que nunca hubiese podido hacer sin tener la cámara colgada al cuello: Viví con los Zulues en el valle de las 1000 colinas en África, en tribus reductoras de cabezas en el amazonas, recorrí la patagonia en bicicleta mas de 2600 km, fotografié al guepardo a 90 km por hora con lentes manuales en el Kruguer park, me robaron todo el equipo una noche en Durban, al yaguarete en Misiones, entre en Palestina bajo fuego cruzado, me agarre malaria en Guatemala, dormí en la cárcel donde Mandela estuvo preso, cubrí el mundial de rugby 2015 en Inglaterra, viaje a Malvinas y dormí en las trincheras, preso en Cuba, fotografié al Papa Benedicto y a Diego Maradona, el ramadan en Marrakech, la ruta Maya y la Inca, me baje desde México hasta el Norte de Argentina, los resto de Jorge Luis Borges en Ginebra, hace un mes cubrí la liberación de un aguara guazu uno de los animales mas lindos de Sudamérica. Un gran amigo, Victorino Lopez Menendez,  me dice siempre en broma que soy el gran pez. Pero también en este trabajo se esta muy lejos de casa, he perdido cumpleaños, casamientos de amigos y hasta seres queridos. He estado mas de 100 días fuera de casa, sin ver a mi mujer, hijos y a mis viejos, eso es muy duro, y para ellos mucho mas, que siempre me bancan. Una vez me preguntaron cual era mi virtud. Pense y dije: No rendirme, no quedarme en el estado de confort, el espíritu libre no es gratis y de eso se trata, de seguir construyendo fotografías, esas que nos mantienen vivos.

                                                                                               Gonzalo Prados 

domingo, 29 de octubre de 2017

Fuego Cruzado en Medio Oriente




Fuego cruzado

Hacía varios día que estábamos entre Israel y palestina, en ese entonces los servicios secretos de Israel habían matado al segundo líder de Jamas y eso destapo un fuego cruzado terrible entre ambos países. Estaba trabajando para una fundación pro Paz, RSF, que estaba organizando un partido de Rugby  entre chicos palestinos e Israelitas. Lo más difícil no fueron las costumbres alimenticias, ni los idiomas,  fueron los 40 segundos que teníamos cada vez que sonaba la sirena, para encontrar un refugio antes que exploten los misiles, imagínense jugar a la escondida y tienen 40 segundos para esconderse. Estés donde estés: En una autopista,  un colegio, un hotel, en la playa o en un bar. 40 segundos para salir corriendo y encontrar algún bunker que te proteja de la explosión  y esperar media hora o mas ahí adentro con  personas llenas de silencios y miedos. Después volver a la realidad sin saber que vas a encontrar. Me acuerdo una vuelta que viajábamos por una autopista y empezó a sonar la sirena, todos los autos frenaron de golpe, abrieron sus puertas y  se tiraron todos al piso, nosotros nos copiábamos sin entender nada, se escuchaba la sirena muy fuerte, a esperar que exploten los misiles y que ninguna esquirla caiga sobre nosotros.  Ahí me di cuenta que estaba en una guerra, hay que aclara que Israel tiene un escudo anti misil, que cada vez que sale un misil de Palestina  a Israel lo interceptan en el aire y a veces no, pero en  Palestina cada Misil que sale de Israel explota en tierra.
  La ultima sirena que vivimos fue en un bar  de una playa Tel aviv, me acuerdo que estaba con mi gran amigo Martin chielli (que lo había conocido un año antes en un bar africano #mamaafrica pero eso es otra historia para otra foto.) Festejando que habíamos sobrevivido a una explosión en la embajada de estado Unidos, había explotado un ómnibus y  más de 20 personas habías muerto, esa misma mañana nosotros habíamos pasado por la puerta de la embajada,  tomando mate. Pero lo peor  fue que en Buenos Aires, se difundieron por los noticieros de telefe,  unos vídeos donde yo estaba sacando fotos en un ómnibus de Judíos ortodoxos y  una imagen satélite mostraba como el ómnibus de la embajada explotaba.  En síntesis, estuve muerto por 6  o más horas, la diferencia horaria que teníamos desde allá. Mucha gente conocida vio en esas filmaciones y empezó a llamar a mi mujer y a mi mamá. Lo vi a Gonzalo sacando fotos en un bondi y el bondi exploto.
   Ahí estábamos con el Negro,vivos, en esa bar tomando, el un Tonic con pepino  y yo una Dark laguer de Goldstar, y de nuevo  la sirena ensordecedora, todos del  bar salieron corriendo y cuando estábamos cruzando la avenida, con mi equipo fotográfico a cuesta corriendo con dificultad le grito al negro que  me había olvidado la mochila con la computadora otros lentes,  el negro guiñándome el ojo y sonriendo me grito nos vemos en otra vida y volvió al bar.

Yo encontré un refugio en un resto, a 120 metros del bar y al negro no lo vi hasta dos horas mas tarde en el Hotel.
 No solo estaba vivo, tenía mi mochila y el vaso de Goldstar que ahora uso de lapicero. 

                              Gonzalo Prados

jueves, 12 de octubre de 2017

Trincheras de Malvinas



   Hacia dos horas que caminaba por el Monte Radio en las Islas Malvinas en busca de alguna trinchera, quería estar ahí, fotografiarlo todo, transmitir fotográficamente lo que los soldados argentinos habían sentido. Me acuerdo que en un momento se largo a llover fuerte y el frió era insoportable. Al fin, después de trepar totalmente empapado la encontré. Saque  fotos de las cosas que iba  encontrando:  camperas, huesos de ovejas, una especie de parrillita bien argentina,  zapatillas flechas, pilas everredy, un cepillo de dientes, un jarrito, algunas balas y  unas camas cuchetas hechas con palos de alambrado y sogas. Saque un par de fotos mas y me hice unos mates para calentar mis manos. Había parado de llover y ahí estaba este fotograma, el horizonte y el enemigo invisible. El frió y la noche me hicieron volver, estaba cansado y decidí agarrar el camino mas corto, bajar el monte y cruzar a campo traviesa hasta la ruta, lo que no me di cuenta, hasta que vi el cartel de espalda y en ingles; Peligro campo minado, ya  había caminado mas de 300 metros sobre las minas, me agarro tanto miedo, estaba caminado sobre mi muerte. Volví paso a paso recorrido,a cada paso que daba gritaba ahora vuelo, al principio casi llorando. Iba ser el primer civil en morir por pisar una mina personal después de la guerra.  Esa noche en la Isla Soledad tuve suerte. #Sensacionesdelatierra

sábado, 8 de julio de 2017

Mi muerte elegante en áfrica


Tenía que llegar a Livingtone Zambia cruzar Las Cataratas Victorias y pedalear por el parque Nacional Mosioatunya que significa el humo que truena y seguir por la reserva forestal Dambwa, repletos de animales salvajes: Jirafas, cocodrilos, hipopótamos, guepardos, elefantes y babuinos. Mi miedo no eran los depredadores, ni el calor, ni mi visa de 24hs. Había leído que los Babuinos eran muy violentos si los mirabas fijos a los ojos, que enojados matan guepardos, había conseguido una bicicleta muy rustica, pesada y sin cambios.Tenia una reflex Pentax analógica, que me había prestado un colega Australiano, días antes me habían robado todo mi equipo en Durban, después de haber convivido con los Zulues en el valle de las 1000 colinas, pero eso es otra Historia para otra foto. Había pedaleado 15 km, el calor y la humedad eran insostenibles y en el medio de la ruta estaba el solo parado, mirándome como esperándo una presa facil. Frene a 20 metros o menos, tenia la cámara colgada con un 200mm, me acuerdo que dispare una o dos fotos y después me quede mirando al piso esperando que me ataque o que me coma, Pense que seria mi muerte elegante en áfrica, El babuino se quedo un rato y habrá pensado que raro son los Humanos.
                                                          Gonzalo Prados 

Tan Nuestras y tan Lejanas



En las Islas Malvinas están prohibido, para los argentinos, los colores celestes y blancos juntos, me han sacado una pulsera de Racing y una camiseta de los Pumas, en el aeropuerto de la isla Soledad que queda en la base militar Mount Pleasant, según los oficiales es para nuestra seguridad. En una salida fotográfica me encontré en la Bahía de Stanley, con este fotograma, con los colores prohibidos, con nuestra bandera al natural. Ahí en el atlántico sur, en esas islas, tan nuestras y tan lejanas.
Gonzalo Prados