Todos duermen. Es hora de la gran travesía sin curvas de la Ruta provincial 20. Tengo mi cámara y el mate amargo y 205 Km como únicos testigos. A la Pampa y al desierto le debo algunos fotogramas y quizás algunas trancos en sus entrañas indómitas. Siempre a esta ruta se la pasa a toda velocidad y con los ojos fijos al horizonte, como escapando o por miedo de quedarte detenido para siempre. En este caso elegí la lentitud como elegancia y al gran angular como omnisciente.Los vientos soplan a 80 km por hora, de día las temperaturas superan los 45 grados y de noche son de menos 17 grados. Habitan maras, zorros, jabalíes y el gran puma. Aquí donde la soledad y el páramo juegan a esconderlo todo y que todo sea olvidado. Si se observa sin miedos la Ruta del desierto se desnuda en imágenes inexorables.
Gonzalo Prados